A fines de 2014 la División El Teniente de Codelco Chile, el municipio y la comunidad de Lo Miranda plasmaron la historia y costumbres de la comuna en partes de los muros del canal de relaves que cruza el territorio.
En total, son 600 metros lineales de murales que abordan 12 temáticas distintas, pero todas relacionadas con la identidad y las tradiciones de los vecinos de la comuna.
La cruzada artística fue encabezada por el muralista Roberto Calquín, quien realizó los trazados o dibujos y supervisó la aplicación de los colores a cargo de los vecinos de la zona y estudiantes de colegios cercanos.
A continuación, algunas imágenes del trabajo de los vecinos.
VERSO DEDICADO A LO MIRANDA
Lo Miranda pueblo mío
cuna de mis ancestros
te defienden altos montes
y el Cachapoal bravío.
Hombres de regía estampa
en esta tierra han nacido
como huasos bien plantados
en las lides se han lucido.
Tus mujeres son hermosas
como flores campesinas
la frescura de las rosas
en sus rostros se adivina.
Cuando el sol viene asomando
tras la alta cordillera
Lo Miranda despierta fresca
llena de sana alegría
y ofrece a sus habitantes
un nuevo y hermoso día.
Y a la hora del reposo
cuando la noche en silencio llega
Lo Miranda tranquila duerme
bajo un dosel de estrellas.
El natural crecimiento de las familias de Lo Miranda ha sido enfrentado mediante la aplicación de las plantas originales - en L, en H, en U - de las casas. Los corredores, además de constituir un espacio de comunicación entre las piezas, hacen las veces de vestíbulos al integrar las habitaciones con el patio. Los muros, de adobe, son anchos y bajos; su espesor impide que el calor penetre en el verano y el frío en el invierno. La disposición de puertas y ventanas controla la luz y crea corrientes de aire que posibilitan una adecuada ventilación.
Dos largas calles, una avenida del oriente y la otra del poniente, rematan en la escueta plaza central (plaza de armas) de Lo Miranda, que da nacimiento a callejones de recovecos interminables. La urbanización aquí a surgido de lo espontáneo; en la calle del Caracol, un diamelo florido de azul y blanco hace esquina; en la calle Agustín Guzmán, una cruz que había sido sacada debió ser repuesta luego que los vecinos aseguraron haber visto aparecerse al Diablo varias veces.
Actualmente en el lugar se encuentra ubicada una capilla.
En el aspecto arqueológico, se han realizado hallazgos, específicamente en el cerro Tren Tren de Lo Miranda, en la imagen (Izquierda) vista panorámica del cerro Tren Tren, lugar en que se encontraron antiguas piezas de cerámica con expresiones artísticas picunches, (antiguos indígenas de la zona).
Actualmente estas piezas de cerámica se encuentran a disposición del público en el museo regional de Rancagua.
En Lo Miranda - La naturaleza nunca pudo estar más cerca. En los patios de las viviendas se pueden apreciar plantas de todo tipo (imagen derecha) como helechos, cactus, rosas, lirios, claveles y quiscos, además cualquier cubierto lo utilizan como macetero no importando como dijo por ahí una lugareña, el envase, sino su contenido.
Una sierra verde - siempre verde es el telón de fondo de Lo Miranda. En las afuera de las viviendas es muy común ver bancos de madera, sillas o troncos de árboles adaptados como asientos para que cualquier caminante se siente en ellos a descansar.
El caballo, su ritmo y su estampa caracterizan un modo de vida más que centenario. Su uso diario y el fervor de las conversaciones entre huasos en torno a temas equinos dejan de manifiesto que Lo Miranda es cuna de las más nobles familias caballares chilenas: La Quilamutana, La Cuevana , la del criadero Los Bronces y otras.
Todas las casas de Lo Miranda han sabido permanecer dentro de la tipología clásica de la vivienda rural chilena, quizás porque nada ha cambiado para los mirandinos en cuatrocientos treinta y un años de historia. Así, por ejemplo, como nunca han dejado de sembrar choclos, ha sido imposible que desaparezca el mejor lugar que existe para secado: el corredor y su alero.
La naturaleza en este pueblo es abrumante, obsesiva e inclasificable. Cerezos y Guindos se aparecen en plena reventazón por el casco urbano. Un poco más a las afueras, deslumbran los perales, los duraznos, los papales y los parronales.
En cada rincón de Lo Miranda, se pueden encontrar frondosos árboles frutales como paltos, naranjos, nísperos y de cuanta especie de frutos que esta noble tierra nos ofrece y por supuesto no podían faltar los hermosos aromos con sus florecillas amarillas que le añade un toque especial a éste fértil valle de encanto y tradición.